Lo que soy

Entré a la sala insegura, mirando, con el miedo a ser prejuzgada como en todos lados. Un montón de narices coloradas, ojos que miraban y decían mucho, demasiado para intimidarme. Y a mí que con poco me intimidan. Desviaba mi mirada como si eso me fuera a salvar, buscaba el aire que no me faltaba en los pulmones pero por el hecho de sentirme incómoda mi mente me hacía inhalar más rápido. Los ojos, vuelvo a ellos, me miraban con interés, sin desprecio, lo aprendí luego de unos minutos de hablar con aquella alma, esa persona que, por así decirlo, dirigía a todas esas narices y bocas que no paraban de sonreír. La primera vez, me costó estar, me sentí rara, sapo de otro pozo. Todo era tan bohemio y me gustaba, me daba miedo pero me gustaba. Es que así somos, nos asusta lo locos que podemos ser, es que esos ojos, esas narices y esas bocas eran la expresión, el punto de partida y la exposición de cada individuo que se encontraba en el lugar. Cada uno era, se permitía ser lo que fuera. Es que así era, el ambiente nos dejaba expresar el alma, nos dejaba ser, sacar eso que siempre quisimos pero el miedo a la reacción ajena nos limita. Cuanto más extravagante sea nuestra expresión... Mejor! cuanto más alejada a los estándares de la sociedad, mucho mejor... Porque eso somos, somos lo que queremos ser y lo que no, lo que queremos mostrar y ocultar, nos permite dejar ir lo que nos duele con un grito del alma y expandir nuestra felicidad con un canto del corazón. Y es por eso que pertenecí, lo que fue raro a mis ojos era ameno para mí ser. Más rápido de lo que mi mente pudo imaginar se me coloreó la nariz, mis ropas se volvieron impropias y me aprendía a entregarme a cada individuo que se cruzó en mi vida... Porque la felicidad contagia y mucho. Gracias por dejarme ser, gracias por hacerme ver que no estoy sola en la búsqueda de la transmisión, del querer ofrecer a través de una sonrisa, una mirada, un gesto... Gracias por dejarnos ser!

25/03/10

la foto pertenece a Christian Perez